Pedro Saad: Lecciones del 15 de Noviembre de 1922

Compartimos el artículo escrito por el camarada Pedro Saad Niyaim sobre el 15 de Noviembre de 1922, fue publicado originalmente en el semanario “El Pueblo” en el año de 1973

15 de Noviembre de 1922

Fragmento del trabajo del c. Pedro Saad

El Ecuador se enfrentaba desde entonces a factores de enorme gravedad para su desarrollo. Era el primero LA DOMINACIÓN IMPERIALISTA, que se acentuaba cada día más en el país. Esa dominación se ejercía a través del sometimiento de nuestra producción, de la agricultura en concreto, al mercado norteamericano y europeo controlado por los monopolios, que imponían al Ecuador la producción de determinados artículos, fundamentalmente cacao; que necesitaban los mercados controlados por esos monopolios. Con la exportación del cacao, que creció desde la década del 80 del siglo pasado, se hicieron negociados verdaderamente tremendos, se crearon fortunas inmensas, se mantuvieron latifundios en que dominaban los señores feudales de horca y cuchillo. Esos negociados continuaron después del 15 de Noviembre a través de la famosa Asociación de Agricultores, controlada por el Banco Comercial y agrícola, y cambiando de productos sigue hasta hoy.

La agricultura encaraba en esos momentos otro gravísimo problema. La producción de cacao tendía a disminuir violentamente, como resultado de la aparición de la enfermedad denominada “escoba de bruja” que arruinaba las plantaciones y producía un descenso en las exportaciones y la ruina de las masas campesinas, que trabajaban fundamentalmente con el sistema denominado de “sembraduría” , en que el campesino adquiría con el terrateniente la obligación de sembrar una extensión de terreno y usufructuar por unos cuantos años del producto, debiendo entregar al terrateniente a precios irrisorios esos sembríos transcurrido el periodo contratado. Esos campesinos se arruinaron con la “escoba de bruja”, los terratenientes se negaron a redimir los sembríos y la pobreza aumentaba. Igualmente decaía la producción de los sembríos directos de los grandes señores Feudales como era el caso de Tenguel.

Como consecuencia de esto, impactó sobre el pueblo otro factor de enorme gravedad: la devaluación monetaria. Esta devaluación, que se aceleró con el descenso de la exportación de cacao, tuvo su origen en la infame política monetaria seguida por el Banco Comercial y Agrícola, en contubernio con los gobernantes de turno.

En esa época no existía un instituto central emisor de billetes. El Banco Central del Ecuador no se forma sino después del movimiento de Julio de 1925. Los billetes eran emitidos por los bancos comerciales, que debían tener un respaldo en oro físico equivalente a un alto porcentaje de los billetes emitidos. Circulaban, pues, en el mercado billetes de los diferentes emisores, fundamentalmente del Banco Comercial y Agrícola, el principal emisor, y del Banco del Ecuador, establecido también en Guayaquil. Se llegaba al extremo del regionalismo en la circulación de billetes: los billetes emitidos por los bancos de la Sierra no eran aceptados en la Costa.

El Banco Comercial y Agrícola, encabezado, como hemos dicho por Urbina Jado, emprendió por el camino de las emisiones ilegales, fraudulentas, sin el respaldo de oro exigido por la Ley. Esa emisiones fraudulentas eran conocidas, a pesar de lo cual el Gobierno no daba un paso para contenerlas, emitiendo constantemente certificaciones de arqueo del respaldo oro, conforme a las cuales todo marchaba correctamente. Los gobernantes eran beneficiarios directos de esas emisiones fraudulentas, ya que ellas se hacían muchas veces a pretexto de empréstitos hechos al gobierno. Esta política se convirtió en sistema ¿Para qué necesitaba el Banco Comercial y Agrícola el respaldo del oro físico si tenía algo más importante: el poder político en sus manos, que legalizaba todas sus fechorías?

La víctima era el pueblo. Estas maniobras dolosas provocaron, como se ha señalado, la devaluación del sucre y el consiguiente encarecimiento del costo de la vida popular, llegando a límites que ya no se soportaban. La miseria se agudizó en los hogares de los trabajadores; la pobreza recorría la tierra ecuatoriana y los hombres del trabajo padecían sufrimientos sin cuento. Disculpen el paralelo: parecería que estamos hablando de lo que ocurre en el Ecuador en los últimos años, pero lo que sucede es que la política de las clases dominantes no ha cambiado, sigue siendo la de redoblar la explotación contra el pueblo.

Es en estas condiciones que se inicia el movimiento de octubre y noviembre de 1922.

La lucha se inició por reivindicaciones parciales, contra el alto costo de la vida, por el alza de sueldos y salarios, etc. Eran reivindicaciones de carácter económico.

La lucha comenzó con la acción de los obreros ferroviarios de Eloy Alfaro, dependientes de la Guayaquil and Quito Railway Company, empresa extranjera que manejaba el ferrocarril Guayaquil – Quito. Los obreros presentaron un pliego de peticiones, que la empresa se negó a aceptar, por medio del tonante gerente Mr. Dobbie.

La Lucha de los obreros ferroviarios, que fueron a huelga, tuvo la solidaridad de otros sectores de trabajadores, en especial de la Federación Regional de Trabajadores Ecuatorianos y de la Asociación Gremial del Astillero, así como un sinnúmero de organizaciones de trabajadores de Guayaquil. En solidaridad con los trabajadores ferroviarios se produjeron huelgas en otros sectores.

Surgió así una ampliación del movimiento que se transformó bien pronto en una huelga general de trabajadores.

No vamos a hacer esta noche la lista completa de las organizaciones en lucha. El camarada Segundo Ramos publicó en 1958 un folleto titulado “Rasgos salientes de la tragedia histórica de Noviembre de 1922” Donde destaca todos los procesos de huelgas de 1922.

Lo que nos interesa señalar es que el movimiento fue creciendo.

Cuando la empresa del ferrocarril se vio obligada a aceptar las reivindicaciones de los trabajadores, el movimiento había adquirido tal fuerza que continuaba hacia adelante, incluyendo las reivindicaciones, también de carácter económico, de los trabajadores de los tranvías eléctricos, de los carros urbanos, de una multitud de empresas de Guayaquil.

Las consignas del movimiento y su amplitud fueron también cambiando. El movimiento que se inició con reivindicaciones de carácter económico tomó muy pronto las características de un movimiento de profundo y amplio contenido político.

Vale la pena señalar que las proposiciones adoptadas por las diferentes centrales de trabajadores fueron diferentes. Eran claras las posiciones de la federación Regional de Trabajadores Ecuatorianos y de la Asociación Gremial del Astillero, que impulsaban la lucha en toda su amplitud. En contraposición no era igual la posición de la Confederación Obrera del Guayas que levantó la consigna de la incautación de giros, tratando de hacer girar todo el movimiento alrededor de este problema, al mismo tiempo que rechazaba la acción por el alza de salarios, sosteniendo desde esa época el criterio que aún hoy se difunde erróneamente de que el alza de salarios es una medida intrascendente que no conduce a ningún beneficio real para los trabajadores.

Desde los últimos días de Octubre hasta mediados de Noviembre el movimiento creció hasta convertirse en un movimiento de huelga general que paralizó totalmente la ciudad de Guayaquil. El Comité de huelga tenía un poder formidable, hasta el punto de llegar a darse el caso de que dicho Comité tenía que dar el permiso necesario para los vehículos del Gobernador y el Intendente pudieran circular por las calles de Guayaquil. Era la clase obrera en plena lucha y en plan de combate general por sus reivindicaciones.

COMBINAR TODAS LAS FORMAS DE LUCHA

¿Qué enseñanza nos da esta marcha de los acontecimientos?

Esta evolución del movimiento de 1922 nos revela la importancia de las luchas parciales de la clase obrera

Hoy día hay muchos compañeros que menosprecian la lucha económica, que sostienen que esa lucha, la acción por aumento de sueldos y salarios, por reivindicar los derechos sindicales, no tiene ninguna importancia ni trascendencia.

Si miramos la experiencia de 1922 tenemos que llegar a una conclusión totalmente diferente: las luchas por las reivindicaciones parciales fueron seguidas por una gran movilización general del pueblo que llegó a adquirir un carácter insurreccional, que si las condiciones históricas nacionales y mundiales hubiesen sido otras bien pudo conducirnos a la victoria total del pueblo en Noviembre de 1922.

Este movimiento de Octubre y Noviembre de 1922 nos demuestra la estrecha interrelación de las distintas formas de lucha de la calesa obrera, de las luchas económicas con las políticas e ideológicas y cómo si sabemos emplear correctamente la táctica y medios adecuados el movimiento puede avanzar impetuoso y puede conquistar la victoria.

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