En 1917 tras la revolución, el pueblo ruso, rompió las cadenas del despotismo y la opresión zarista. De la mano de la victoria popular llegaron una serie de reformas y medidas, tanto económicas como políticas, que transformarían radicalmente las condiciones materiales de existencia en todo el territorio de la actual Rusia.
Sin embargo en varias ocasiones, se deja fuera del análisis a quienes fueron los principales artífices de este proceso; los obreros, campesinos, artesanos y demás gente nacida en el seno de la clase popular así como su magnífica y eficiente forma organizativa, los soviets.
Pero ¿Qué es un Soviet?
La palabra rusa “Soviet” significa sencillamente consejo o junta. El término, no tiene nada de misterioso. Es más bien necesario entender que más allá de la etimología de la palabra, esta hace acepción a una forma de organización y combate que la clase obrera rusa creó y que el proletariado de todos los países está en capacidad de hacer suya de considerarlo necesario.
El soviet se basa directamente en los trabajadores de las fábricas y en los campesinos siendo ellos los que tenían la facultad de designar a sus representantes mediante la votación directa en asambleas en dónde cada uno de los miembros expresaba su criterio.
Para ejemplificarlo el escritor y periodista John Reed menciona lo siguiente: “El soviet de Petrogrado de Diputados Obreros y Soldados, que operaba cuando estuve en Rusia, puede servir de ejemplo de cómo funcionan las unidades urbanas de gobierno en un estado socialista. Constaba de unos 1200 diputados y en circunstancias normales celebraba una sesión plenaria cada dos semanas. Entre tanto elegía un Comité Ejecutivo Central de 110 miembros. Cuando menos dos veces al año se eligen delegados de toda Rusia para el Congreso de Soviets Panruso. (…) Este Congreso formado por unos 2.000 delegados se reúne en la capital en forma de gran soviet y decide sobre los asuntos esenciales de la política nacional.”
De esta forma se presenta cómo evidente la necesidad de la correcta aplicación de los principios del centralismo democrático para llevar adelante los procesos populares de carácter radical, que buscan la toma del poder y que van encaminados hacia la consecución de mejores días para todo el género humano.





