Desde hace poco tiempo he tenido la oportunidad de sumergirme con mayor profundidad en la lectura del texto de Walter Benjamín que se lo conoce como “Tesis sobre la historia”, en particular de aquella versión que contiene un texto introductorio de Bolívar Echeverría. Entre otras cuestiones, he aprendido que una – por decirlo de alguna forma – historia revolucionaria, primero no puede ceñirse a los cánones o al formato de la historia burguesa, fundamentalmente, a aquella idea de que cuando se habla de historia, se habla del pasado. Una tarea por historizar de manera revolucionaria, debe comprometerse con romper el reloj, romper la estructura del tiempo: pasado, presente, futuro. No podemos pues contar una historia de forma revolucionaria, acudiendo al mismo formato con el que la historia burguesa nos construyó un relato, una sensibilidad, una memoria. Hacer nuestra historia, no implica contar otras cosas/contar lo que no se ha contado, sino, romper y hacer un nuevo formato narrativo. Hacer nuestra historia, como lo dice Walter Benjamín, es cepillarla a contrapelo.
Hay dos frases que me gustaría citar para darle continuidad a la tesis que antecede. La primera no recuerdo dónde haberla leído, seguro en un pie de página de Echeverría: “algún día nosotros también fuimos futuro”. Y la otra frase, por cierto tremenda, de Salvador Allende: “la historia es nuestra y la hacen los pueblos”. Me parece, que sin mayor ejercicios de contorción, como suele ocurrir con las frases aisladas, las citadas representan muy bien un intento de ruptura de la estructura del tiempo. Pero sobre todo, nos facultan a pensar en dos ideas: el pasado también es futuro y, lo otro, que hacer historia, más que un cuento, es precisamente praxis. Entonces, hacer la historia del partido, o hacer la historia de nuestros pueblos, es praxis presente por un futuro nuevo.
Que sea nuestro compromiso, para no ser arrastrados como el Angelus Novus hacia un futuro dictado por un continuum de opresión donde opera la idea de progreso (Tesis IX-WB). Mientras tanto, vale intentar cepillar a contrapelo sobre lo que nos permite dar sentido a la labor de nuestro partido en el Ecuador, sobre todo para tener memoria y dignidad. Probablemente esta tarea deba extenderse y distribuirse entre varios compañeros/as y camaradas. Mientras tanto, a propósito de este Edición del Poder Popular entrego para la discusión abierta, plena, crítica dos puntos sobre los orígenes del PC.
- Antecedentes contextuales del Ecuador para la fundación del PCE.
A finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, en el Ecuador se empieza a generar un movimiento liberal, comandado por el General Eloy Alfaro Delgado, que pretendía romper con el viejo sistema conservador y clerical, instaurado por Gabriel García Moreno y Veintimilla. Si bien es cierto, que la ola liberal llegaba un poco tarde al Ecuador – mientras en otros países del continente ya se habían desarrollado las reformas que el liberalismo pregonaba – sin embargo, tuvieron un impacto significativo, ya que más que un proyecto liberal en sí, era un esperanza libertaria enganchada a la obra de Montalvo.
Hay que decir entonces, que la obra de Alfaro no se reduce a la construcción del Ferrocarril[1], sino aportó a la transformación nacional, con un carácter internacionalista y anti-imperialista luchando contra: la dominación eclesiástica, el viejo latifundio, la explotación en el campo y el maltrato al campesino e indígena, la laicización de la educación, la participación incluyente[2] de las mujeres, etc.
Alfredo Pareja Diezcanseco, en la obra “La hoguera Bárbara”, detalla los momentos desde el triunfo de la “revolución Alfarista” hasta el asesinato del “viejo luchador”, pasando por el penal García Moreno, el arrastramiento, y la llamarada que se encendió en el parque “El Ejido” para calcinar sus restos, terminando con el sueño emancipador que había supuesto Alfaro – a pesar de que Tinajero, exprese que si Alfaro no hubiese sido asesinado, probablemente lo llamaríamos el padre del capitalismo en el Ecuador[3]. Luego del terrible episodio que marcó el fin del Alfarismo, el Ecuador pasó a estar en posesión de la plutocracia (termino que refiere un estado o gobierno donde dominan las oligarquías o grupos que concentran la riqueza y afines a la banca).
El Ecuador empieza a tener un desarrollo económico interesante orientado hacia capitalismo, por la calidad y cantidad de producción del Cacao, hasta que en 1920 el mundo sucumbió ante la gran crisis económica denominada como la “gran depresión”, y una caída considerable del precio del Cacao, que sumió al país en una crisis generalizada, debido a la abundante importación, y la poca exportación. Esto, a su vez generó, relativamente, la necesidad de la organización, y empezaron a formarse gremios en las diversas áreas obreras. Que quizá es el punto primigenio o inicial de la tragedia del 15 de noviembre del 1922, en el que un paro organizado por grupos de obreros, terminó en una masacre que denominamos “el baño de sangre” de la clase obrera, en la ciudad de Guayaquil, perpetrado por las fuerzas armadas del entonces presidente Luis Tamayo. Los cuerpos de los/las obreras fueron echados al río Guayas, éste hecho dio origen, a la monumental obra del Camarada Joaquín Gallegos Lara, “las cruces sobre el Agua”.
- LA FUNDACIÓN DEL PCE, LAS COMPLICACIONES Y LA VICTORIA
En el año de 1922 se empieza a organizar un grupo de intelectuales ecuatorianos, denominado Intelligentisia Ecuatoria, que mediante el Comunista Ramos Pedraza, embajador de México en el Ecuador, logró un acercamiento al Komintern[4]. La tragedia de 1922, y otros acontecimientos, provocan que el secretario Sudamericano (Peneleón), de la Komintern, llegue a creer que las condiciones en el Ecuador, tanto del campesinado como de los obreros son óptimas y que a su vez eran los más adelantados en Sudamérica para formar el Partido Comunista.
En diciembre de 1922, se forma la sección “Lenin”, guiados por Ramos Pedraza, quien abandona el país en 1925. En este año en el contexto Ecuatoriano, el estado empezaba a sentirse víctima de la clase dominante, debido a que la única forma de financiamiento que tenía en los años posteriores a Alfaro, había sido mediante la banca privada guayaquileña. La situación asfixiante, provoca que el 9 de Julio se desborde el descontento popular y se instale una Junta Militar, que había profesado ser Revolucionaria, y tener una doctrina leninista, además tenía acercamientos con el grupo “antorcha”, pero terminó sucumbiendo ante los intereses de las oligarquías.
Un año más tarde la III Internacional reta al grupo “Lenin” a unir las fuerzas revolucionarias en el país, para trascender hacia la conformación de un posible Partido Comunista en el Ecuador, y así mismo le da el estatus de “simpatizante”. Entonces queda inicialmente conformado el Partido Socialista Ecuatoriano, en el que el camarada Ricardo Paredes, jugaría un papel trascendental siendo Secretario General en 1926. La tercera internacional reconocería al grupo de la Lenin como: “Seguían los ideales de la doctrina del gran movimiento comunista mundial”.
Más tarde, el camarada Ricardo Paredes, escribe una carta a Moscú, como Secretario General del Partido Comunista Ecuatoriano , afirmando que éste era un grupo clandestino que dominaba al PSE. Hay que decir que, paralelamente a la estructuración del PSE, se estaba conformando el PCE. Es por ello que Losovosky, Secretario General de la Internacional Sindical Roja, expresa: “Tomando en cuenta toda la confusión existente –insistía durante la reunión del Presídium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (CEIC)- hay que demostrar claramente el carácter de la revolución de 1925 y si era una revolución agraria, socialista o democrático-burguesa… Si los compañeros no entienden de manera precisa el carácter de la revolución, será sumamente difícil crear un partido comunista… Si la revolución hubiera sido burguesa o pequeño-burguesa, el papel del proletariado y del partido comunista, debería ser el papel de la fuerza independiente”
“Nuestra tradición es comunista, pues Ecuador perteneció al gran Imperio Incásico, el primer Estado comunista del mundo. Quizá antes que en Europa capitalista, el comunismo se implementará en la América indohispana, encontrará sus discípulos más fervientes” Ricardo Paredes
Más tarde viajan a Rusia, Paredes y Donoso (quien difería con Paredes, en algunas ideas). Casi al mismo tiempo, asoma un nuevo Partido Comunista: Asociación de los hijos del trabajo, Colomán, quien era su líder, trató de tener acercamientos a la Komitern, y requirió ayuda del PC- USA.
La tarea de la suscripción al Komintern fue una decisión complicada para los principales de estos organismos, puesto, que desde Ecuador se manifestaba la idea –por parte de Paredes- de pasar de un PSE (reformista) a un PCE ( Revolucionario). La solución dada desde Moscú fue, que el PCE, se disolviera en el PSE, y éste adoptaría todo el ideario del Komintern. Indudablemente, desde Rusia, había dudas respecto del PSE y del PCE. Se dice que el PSE, permitía una afiliación colectiva e individual. Individualmente, eran 1500 militantes, y mientras que en los sindicatos sumaban 4000. El PCE, el núcleo radical y militante, no tenía más de 100 militantes.
Es quizá por ello, que Jules Humbert Droz, Secretario General del CEIC, decidió únicamente hacer visible, la afiliación del PSE (liderado por el PCE), asumiendo, de igual forma el Partido Socialista Revolucionario de Colombia (PSRC) y el Partido Socialista del Ecuador: “dos partidos de masas que no eran todavía partidos comunistas auténticos ni en su estructura, ni en su ideología“…para “hacer de ellos partidos comunistas de verdad, transformándolos y fortaleciendo su organización, elevando su nivel ideológico y su consciencia de clase”.
Finalmente el núcleo duro y comunista, a la cabeza del PSE, logró que sea aceptado dentro del seno de la Internacional Comunista. Liderados por Ricardo Paredes llevaron una espléndida labor por ir extirpando el reformismo y a la social-democracia dentro del PSE, en esa labor contra la tibieza el Partido Comunista fue robusteciéndose, algo así como un parto revolucionario.
(CDA)
Bibliografía:
Lazar Jeifets -Víctor Jeifets (2010). Los orígenes del Partido Comunista del Ecuador y la Tercera Internacional. Revista iZQUIERDAS Año 3, Número 6, Año 2010
Entrevista a César Endara (1986). LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA DEL ECUADOR UNA EXPERIENCIA TESTIMONIAL,
[1] El camarada Enrique Gil Gilbert en su cuento “El negro Santander” (se recomienda su lectura) evidencia la explotación al negro y al indígena, así como el interés capital en la construcción del Ferrocarril.
[2] Es necesario usar esta expresión porque, evidentemente, el tomar en cuenta a la mujer no pretendía trascender el involucramiento, ni la participación, sino únicamente el ocupar espacios, en el que el género masculino mantenía la dominancia.
[3] Podemos acudir a consultar las siguientes obras para profundizar sobre la “revolución Alfarista”: “Eloy Alfaro y sus victimarios” de José Peralta y, “ Victimización del general Eloy Alfaro” de Pío Jaramillo Alvarado.
[4] Era el nombre de la III Internacional Comunista (1919-1943) fundada por Lenin. Su objetivo era: “por todos los medios a su alcance, incluida la fuerza armada, por el derrocamiento de la internacional burguesía y para la creación de una república soviética internacional como una etapa de transición a la abolición completa del Estado”.




