Lenin y su vigencia a 101 años de su siembra.

Vladímir Ilich Lenin falleció el 21 de enero de 1924, pero su legado sigue vivo, más presente que nunca. Fue un político, teórico y revolucionario comunista de origen ruso, cuyas ideas y acciones continúan siendo una brújula para entender y transformar la realidad actual.

Lenin fue un verdadero camarada que supo interpretar los postulados de Karl Marx y llevarlos a la práctica en la Revolución de Octubre de 1917. Su habilidad para convertir la teoría en acción revolucionaria es uno de los legados más importantes que dejó a la humanidad. Sus experiencias y reflexiones nos ofrecen hoy herramientas poderosas para comprender las contradicciones del mundo en el que vivimos y, lo más crucial, para cambiarlo.

Una de sus frases más célebres, “No hay teoría revolucionaria sin práctica revolucionaria”, resume de manera contundente su enfoque. Según Lenin, la teoría no puede quedarse en meras ideas abstractas, debe convertirse en acción concreta que transforme las condiciones materiales de las clases oprimidas. Este principio, que desafía la pasividad y el conformismo, sigue siendo un faro de guía para todos los revolucionarios.

Pero Lenin también nos enseñó que el poder no se concede, se conquista. Su lema “¡Todo el poder a los soviets!” sigue siendo un grito de lucha, un llamado urgente para construir un poder popular, especialmente en países como Ecuador, donde necesitamos edificar una democracia verdadera, una democracia de clase, la democracia de los oprimidos. Este planteamiento es clave para avanzar hacia un poder comunitario, popular, que desafíe las estructuras de dominación que aún nos explotan.

Hoy, la democracia sigue siendo profundamente limitada, vacía y manipulada por las élites económicas. Lenin, al criticarla hace más de un siglo, ya denunciaba la contradicción fundamental de un sistema que, bajo el disfraz de la representación popular, en realidad perpetúa el dominio de los intereses de las clases dominantes. En un contexto de procesos electorales que no solucionan los problemas estructurales, las enseñanzas de Lenin nos llaman a la acción.

En homenaje a los 101 años de su fallecimiento, las y los revolucionarios debemos no solo reconocer su legado, sino también releer, difundir, pensar y aplicar en la realidad sus enseñanzas. Lenin nos enseñó que el socialismo no es una utopía inalcanzable, sino un horizonte posible.

Vale recordar aquello que Lenin decía: “Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños”, esto es reconocer como condición fundamental de un militante la necesidad de su formación y la voluntad para actuar por el fortalecimiento de la organización revolucionaria. 

Instagram Facebook Twitter
Scroll to Top