Los acuerdos y pactos para la presidencia de la Asamblea Nacional (AN) y la conformación del Consejo de Administración Legislativa, no es un tema menor. La Presidencia de la AN define el orden del día, resuelve qué se vota y qué no, permite y organiza las intervenciones sobre cualquier tema.
Por lo anterior es que permitir desde los bloques de izquierda y progresistas que esa Presidencia se la lleve un representante de la derecha era, desde cualquier lectura, una incongruencia ideológica terrible y una apuesta táctica dudosa. Del bloque de UNES al no ver posible su capacidad de llegar a la Presidencia, en vez de ceder con la derecha y firmar un acuerdo con el PSC y CREO, se hubiese esperado un diálogo programático con Pachacutik y la Izquierda Democrática, pero eso no pasó pues desde los resultados de la segunda vuelta el mensaje fue de “gobernabilidad” con la derecha y no de reconciliación con la izquierda.
Tras la traición de CREO a UNES y al PSC, se configuró un nuevo escenario que nuevamente se desperdició y no permitió la unidad de la izquierda, sino se configuró un nuevo pacto, ahora de PK y la ID con el Gobierno. El bloque UNES – PSC se mantuvo en “unidad de acción” y con ello fuera de la Presidencia, Pachacutik se lleva la presidencia con Guadalupe Llori, quien ya apoyó a Lasso en el 2017 con el pretexto de que se sentía “perseguida por Correa”. Ahora el rol del bloque de Pachakutik será indispensable para para el quehacer de la Asamblea Nacional.
El pretexto del pacto de UNES con los PSC por una supuesta comisión que investigue octubre era insuficiente, eso se puede con o sin presidencia de la AN, entonces, ¿para qué ceder la presidencia? El acuerdo real quedará para conocimiento de los negociadores. El pretexto de imposiciones o inconformidad de nombres presentados por Pachakutik y UNES, tampoco era argumento suficiente para no llegar a acuerdos; las cosas están dadas, las bancadas que se asumen de izquierda no lograron forjar la unidad y desde los dos lados requirieron pactar con la derecha para aspirar a un espacio en el CAL.
Las agendas políticas estarán a la orden del día, serán parte de los discursos a cada momento, pero lo que ha primado lamentablemente son los acuerdos corporativos de los partidos y sus propios intereses, el pueblo es sólo víctima de sus acuerdos. La agenda de conciliación anunciada por Llori entre la AN y el Gobierno, deja muchas preocupaciones e incertidumbres y sobre todo la indignación de lo fácil que resultó para algunos olvidar octubre de 2019.
Que quede claro, al final había que elegir presidente o presidenta, el asunto es que los bloques de izquierda y progresistas solo han demostrado su incapacidad política y programática; la derecha aprovechó de esa circunstancia para volver a dividir al sector político que se entiende debería unitariamente combatirla.
Los acuerdos pueden resultar circunstanciales, más resulta admirable el doble estándar con el que se justifican unos y se sataniza a otros. Más, a pesar de todo esto, las izquierdas militantes y populares debemos marcar una agenda política de resistencia al neoliberalismo y hacer de la calle y la organización las herramientas para enfrentarlo.
Partido Comunista Ecuatoriano.
15/05/2021




