Poder Popular y organización de nuevo tipo.

La expresión Poder Popular cobra un nuevo sentido político en esta coyuntura, si antes fue una apuesta de ciertos sectores de la izquierda, y que lastimosamente terminó siendo una especie de eslogan sin mucho contenido en boca de la clase política, en este momento es una necesidad indispensable para sostener los avances en materia de política pública, fomento a la industrialización y derechos constitucionales como base material para la construcción del socialismo.

Encontramos entonces que el requisito fundamental, el punto de inicio es preguntarnos ¿Qué tipo de organización es necesaria para este momento en específico?

Después de 10 años de Revolución Ciudadana el balance al respecto de la consolidación de las organizaciones populares no es para nada satisfactorio. Por ejemplo, el movimiento más importante en la década de los noventa e inicios del 2000, el indígena, está resquebrajado profundamente y han perdido la otrora importante iniciativa política que llevó a poner en peligro al poder burgués del Estado por más de una ocasión.

Que hablar de las organizaciones campesinas, sindicales o incluso las mismas bases del movimiento político oficialista; el tejido social fue sobrepasado por la presión de los funcionarios públicos, por sus estrategias individualistas, por la miopía de una dirección política que no supo, sino hasta el final, que para consolidar un proyecto nacional y popular, un proyecto que dispute con el capitalismo mundial, se necesita base social formada, organizada y unida que resista el boicot y la guerra imperial.

Este vicio se reproduce históricamente sosteniendo un criterio nocivo: es necesario un caudillo para concretar y sostener un proyecto popular. No podemos tampoco negar que hay personas que por su carisma, claridad y actitud entregada frente a la causa del pueblo se hacen necesarios para el desarrollo político del proceso, pero si es que estos no están acompañados de un pueblo organizado que entiende claramente su rol histórico, se condena al fracaso tarde o temprano, muy a pesar de la buena intención individual.

Ahora, estamos en un momento complejo, en dónde no hay organización social más allá de algunas expresiones reducidas de las organizaciones históricas, en dónde las bases, sin una orientación ni una agenda propia más allá que un puñado de peticiones inmediatas, se han consolidado en minorías móviles que  se plegan al mejor postor con la complicidad cínica de las dirigencias acostumbradas a medrar de los favores que políticos y funcionarios públicos les ofrecen.

Es en este marco que sostenemos, después de 100 años de la gloriosa gesta bolchevique, que es necesaria la unidad, conciencia y organización; que el campo de disputa ahora es la base social, el fortalecimiento de los cuadros revolucionarios y el horizonte la construcción del Poder Popular, y por lo tanto, cobra absoluta vigencia el rol direccionador de los sectores más preclaros de las clases populares.

Para construir el socialismo es necesario desarrollar una organización de nuevo tipo, que pueda operar en la conciencia de mujeres y hombres para desarrollar fortaleza y potencia desde las organizaciones del pueblo, no solo como fuente del poder constituyente, sino como garante permanente del correcto desempeño político del proceso; consolidando el nuevo modelo de Estado Socialista desde abajo hacia arriba, desde lo comunitario y popular, teniendo como horizonte la unidad bolivariana de la Gran Colombia y la Patria Grande.

Unidad, conciencia y organización.

 

 

 c. Carlos Andrade

Secretario General

Partido Comunista Ecuatoriano

 

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