La Formación, la militancia y la teoría. Crítica a una realidad desmovilizadora.

“La Revolución no es únicamente una transformación de las estructuras sociales, de las instituciones del régimen;  es además una profunda y radical transformación de los hombres, de su conciencia, costumbres y hábitos de las relaciones sociales.”

 

La construcción de la militancia política es una dinámica compleja, el primer impulso para construir militancia revolucionaria corresponde a la decisión individual de luchar por lo colectivo, en ese contexto el camino hacia esta decisión no contiene guías, caminos pre establecidos, ni manuales, ni recetario político para definir una postura en los primeros años del camino que muchos hombres y mujeres deciden tomar, en la mayoría de los casos no cabe la duda que el elemento fundamental de este impulso es la conciencia de que la sociedad está llena de injusticias, y muchas veces se llega a esa conclusión, conmovidos por una imagen, canción, un vídeo o pequeño libro encontrado, la propaganda o la conversación con alguien que encontró este camino años antes y que sin duda eleva desde el sentir, en primera instancia, el querer hacer algo. Otros pocos llegan a la militancia por la necesidad teórica, el estudio de la ideología política y económica que les conlleva a buscar una expresión de organización revolucionaria.
En ambos casos existe como primer elemento la espontaneidad que le lleva a encontrarse con otros para generar actividades de todo tipo. Sin embargo,  la construcción de la militancia revolucionaria es más que actividades y espontaneidad, es el estudio del marxismo leninismo combinado con la acción constante con las masas, orientado al proceso de toma del poder y la construcción del socialismo.

 

Quien se queda en la repetición desde la fraseología o desde la intelectualidad no orgánica cae en paradigmas de radicalidad equivocados que desarraiga del análisis marxista a la expresión repetida de acciones históricas alejadas de las realidades contemporáneas o nacionales, creyendo que acciones o el desarrollo de la historia pasa por repetir o levantar definiciones de los y las revolucionarias más icónicos, dejando de lado la capacidad de análisis marxista que si fueron utilizados por los predecesores del trabajo revolucionario.
Los revolucionarios no estamos sobre las masas, la vanguardia debe convertirse en la guía pero nunca suponer que se está por sobre el pueblo, al cual no “se le ayuda”, se le orienta. La falta de vinculación del individuo que se considera revolucionario, con las masas, le hacen perder la perspectiva pues crea su calidad moral propia sobre la cual juzga la acción de los otros. Estos individuos viven del reconocimiento de radicalidad por su propia boca o letra, mientras que el pueblo ha dejado de reconocerles como líderes pues no hablan como ellos, su lenguaje es ajeno a las realidades y sus propuestas no pasan de panfletos de “profundos análisis” con discursos de cafetín.
Como resultado de la acción efectiva del capitalismo en la conciencia de los hombres, la necesidad de ser el protagonista, aparecer como el triunfador o el héroe, no es sino la dosis de egoísmo que rompe las lógicas colectivas y articuladas a planes de corto mediano y largo plazo, y pretenden suplantarlas por hazañas aventureras como si de eso se tratara la revolución.

 

A los aventureros se les olvida que esos hombres y mujeres dirigentes a los que elogiamos, copiamos y queremos repetir, supieron desarrollar la teoría y llevar adelante la organización del pueblo, tenían las armas de su lado, tenían la capacidad de ser respuesta, cobijo y lucha. Pero por sobre todo, tenían legitimidad y su lucha no se basaba en la buena voluntad, estaba basada en el marxismo en el leninismo, su objetivo era el socialismo y no solo la reforma que acomoda las condiciones, sin embargo su moral y radicalidad también fue puesta en entre dicho por la manera pragmática pero estratégica de afrontar diferentes situaciones.

 

La profunda crisis política, orgánica, de unidad y de acción, que a vivido la izquierda en desde los años 90 no se superó con la aparición de gobiernos progresistas en América Latina, pero si permitió refrescar las vocaciones que hoy se ven trastocadas por la falta de horizonte político ideológico de la izquierda latinoamericana que  baso programas políticos en caudillos, por ello hoy es necesario trascender este primer impulso y elevar los niveles de formación como estrategia del desarrollo teórico revolucionario.
La formación no es el estudio de una teoría o el desarrollo de una habilidad, es la construcción de hombres y mujeres de nuevo tipo, es decir revolucionarios, marxistas, leninistas, listos para la acción y la organización, es romper el paradigma del individuo del capitalismo y ganar el derecho de llamarse revolucionario o comunista, derecho que no lo da nadie más que la historia; al ver la nueva realidad parecemos tantos, con miles de likes pareciera que en el país y en la región no queda espacio para más revolucionarios, que solo nos falta tomar el poder, sin embargo como no superamos el impulso espontáneo son muy pocos quienes organizan al pueblo lo forman y se forman en la lucha.
Es necesario que la formación integral de los cuadros revolucionarios conlleve a una alta capacidad organizativa y de desarrollo teórico, la formación no radica en cuántos libros leo -si los leo-, a cuántos autores marxistas cite, cuántas veces me lea “el capital” o cuantas pintas, murales, discursos, gritos, marchas, fotos, publicaciones de facebook, twitters, poemas, cuantas frases postee, cuántas fotos revolucionarias publiqué, cuánta ropa ancestral, camisetas o que tan feminista me sienta, cuantas críticas haga; La formación militante es encontrar, desarrollar y aplicar los elementos y herramientas para la acción desde la comprensión marxista de la realidad y en búsqueda de la unidad; esa tan necesaria ahora pero que la vanagloria individual no lo permite, nuevamente la derecha es más inteligente se une y desarrolla teoría y organización.

 

La educación y formación de un revolucionario es integral en tanto y cuanto el proceso de liberación personal esté ligado al proceso de formación y liberación social, en la lucha con las masas en la construcción del socialismo, es decir y como conclusión el desarrollo teórico se lo realiza en la aplicación marxista en la lucha revolucionaria, que sin duda algún momento se plasmará como una efectiva creación heroica.

Instagram Facebook Twitter
Scroll to Top