Partido Comunista Ecuatoriano: Contra el golpismo convocamos a la ofensiva revolucionaria

Años de movilizaciones y luchas históricas en el Ecuador, alcanzaron un momento cumbre con la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, y la posterior aprobación de la Constitución de Montecristi en el 2008. En dicha Constitución, las históricas demandas y plataformas políticas y sociales de la izquierda y sectores populares, fueron incluidas, configurando un marco legal, sobre el cual la creación de leyes ha sido un paso al ejercicio de derechos y de políticas públicas, que hoy permiten desarrollar una mejor calidad en las condiciones de vida del pueblo ecuatoriano. Logros como educación gratuita y de excelencia, acceso digno y gratuito a la salud, a la vivienda, al trabajo, a la seguridad social, a la participación ciudadana y nuevas formas de participación política, soberanía nacional, forman parte de la transformación

Son indudables los logros de la Revolución Ciudadana, aunque también somos conscientes de las falencias y aspectos que deben mejorarse. Entre ellas la calidez en la labor de servicios, la agilidad en la ejecución de políticas públicas, la todavía pendiente revolución agraria y otros temas importantes en el plano económico, productivo-social y fundamentalmente en la necesidad de construir el poder popular. Por ello, los comunistas ecuatorianos hemos levantado la plataforma por la radicalización y profundización de la Revolución Ciudadana hacia la construcción del Socialismo.

Desde el inicio de la Revolución Ciudadana, la oligarquía y la plutocracia conspiradora de la derecha ecuatoriana aglutinada en la Cámara Empresarial y Cámaras de Comercio, se han opuesto a un proyecto político que ha afectado sus intereses económicos y les ha arrebatado el poder político. Se opusieron y se oponen, defendiendo sus intereses mezquinos e injustos, sus “ganancias” generadas en base a la explotación de los trabajadores. Se oponen a los mecanismos de participación democrática, porque esto hace que las políticas públicas se orienten, no a sus negocios, sino a la mejoría de servicios y redistribución adecuada de la riqueza. Se oponen, porque la ley de herencias, mediante un impuesto progresivo, pretende devolver algo al pueblo que generó esas riquezas, ilegítimamente acumuladas en pocas familias. Se oponen, porque la ley de comunicación no les permite usar sus medios “privados e independientes”, para sus fines políticos-económicos y como herramientas de fomento del consumo. Se oponen, pues ya no pueden tener paraísos fiscales ni organizar feriados bancarios para atracar a los ecuatorianos. Se oponen, porque las ganancias del petróleo no van a manos de transnacionales gringas. Se oponen, porque el Ecuador ya no es la hacienda con peones, sin seguridad social y sueldos de miseria.

Los sectores sindicales e indígenas de overoles y ponchos dorados, se oponen porque ahora hay libertad de organización, porque ahora si tienen que trabajar y no vivir del discurso. Porque, ya no puede hacer caja chica de los fondos de los maestros. Porque se plantean elecciones democráticas de los gremios, en contra de sus amarres políticos. Se oponen porque las ONGs que les daban dinero para sus “proyectos” comprando dirigentes, ahora deben cumplir leyes y complementar el rol del Estado en vez de sustituirlo. Se oponen, porque ahora los docentes de educación media y universitaria, deben ser evaluados para servir bien a los estudiantes, que hoy son el eje de la educación. Se oponen porque ahora deben rendir cuentas y porque no pueden negociar sus beneficios con cuotas de poder político.

Convocan a marchas bajo la consigna “fuera Correa fuera”, y no han sido capaces de articular una plataforma política real, porque sus intereses no son políticos sino económicos; no han logrado articular más discurso que el de una supuesta dictadura, la única dictadura en el mundo en donde pueden andar diciendo en los medios que existe una dictadura ¿Será que se está configurando esa dictadura en donde la mayoría del pueblo dicta leyes en favor de los excluidos y que esto perjudica a los eternamente explotadores? ¿Será que saben que si la Revolución Ciudadana se consolida hacia un modelo socialista con poder popular y leyes revolucionarias van a perder para siempre sus privilegios?

La derecha sabe que esta batalla, en la que pretenden usar al pueblo que siempre han explotado, es ideológica, por ello pretenden usar el discurso de la “familia” y la “propiedad” como punta de lanza. ¿No se han dado cuenta que un sistema democrático y socialista es la mayor garantía para las familias ecuatorianas? Familias con acceso a la salud, a la educación, a la vivienda, a la seguridad social, y otros beneficios más que la oligarquía se encargó de privar por décadas.

Defienden su propiedad, las mansiones, carros, aviones, piscinas y clubes de lujo, defiende la propiedad privada de las grandes “empresas familiares “que se han hecho ricos a costilla de la explotación de miles de trabajadores. Saben que la distribución y redistribución de la riqueza, permitirá democratizar la propiedad para todos los ecuatorianos para que todos tengan acceso a la vivienda, a espacios de recreación y al desarrollo de nuevas formas de propiedad que impulsen la economía popular y solidaria, así como la participación de los trabajadores en los espacios directivos de las fábricas y empresas.

La democracia, debe ser el bien preciado más grande del pueblo ecuatoriano, defenderla es tarea de todos quienes creemos y luchamos día a día por la paz y una sociedad justa. Las movilizaciones anunciadas, para el mes de agosto no son sino una plataforma desestabilizadora que pretende volvernos al Ecuador del pasado neoliberal.

Nuestro pueblo tiene la responsabilidad de participar más, de empoderarse no solo de las políticas públicas sino también de la construcción de un Estado de nuevo tipo; debemos salir a las calles, sí debemos hacerlo, para defender la democracia, para sumarnos al diálogo que ha convocado el presidente para debatir y ganar la batalla de las ideas.

El gobierno, debe aprovechar hoy más que nunca, el momento histórico para radicalizar la Revolución, para mejorar su accionar, para entregarle mediante el Poder Popular el poder al pueblo. Los comunistas y las organizaciones revolucionarias debemos organizar a nuestro pueblo, educarlo en lo político e ideológico para seguir sumando leyes y políticas que consoliden un sistema justo, para ello hemos planteado reformas a leyes, como la de Participación Ciudadana para avanzar a una ley también del poder popular, una reforma a la Ley de Servicio Público y el Código del Trabajo para garantizar los derechos y organización de los trabajadores, la evaluación de la Ley de Educación Superior, la veeduría al cumplimiento a la Ley de Educación Intercultural y otros cuerpos normativos fundamentales para la democracia.

El levantamiento de los Organismos de Construcción del Poder Popular OCPs, como el espacio amplio para la evaluación de la Revolución Ciudadana, la construcción de propuestas específicas y la creación y consolidación de alternativas de acción popular para evaluar, modificar y garantizar políticas públicas a favor del pueblo, es la estrategia y única garantía de la defensa del proceso y su radicalización hacia un sistema justo, un sistema socialista.

Son 89 años de historia que acompañan nuestro accionar, conjuntamente con la unidad política con otras fuerzas democráticas y revolucionarias, por ello hoy,  contra el golpismo, convocamos a la ofensiva revolucionaria, la unidad y el poder popular.

En unidad con nuestro pueblo, hemos jurado vencer.

Venceremos!!!

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