“A todos los retrógrados que han aprendido a marchar contra la historia que es vida y futuro, conquista social, económica y política, les ha llegado su hora”
María Luisa Gómez de la Torre, en carta pública dirigida a José María Velasco Ibarra.
Diario El Día, 27 de abril de 1946.
Tal día como hoy, pero de 1887 nacía nuestra camarada María Luisa Gómez de la Torre en la ciudad de Quito.
Nuestra ‘Lucha’ Gómez de la Torre fue una política, intelectual y pedagoga. Fue la primera mujer profesora de un colegio, precursora de la educación intercultural bilingüe junto con Mama Dolores. Por su compromiso, su convicción y su solidaridad infinita, Luisa es una de las mujeres más importante de la izquierda política Ecuatoriana.
Sus intereses en la docencia surgen cuando en 1908 se matriculó en la escuela normal superior “Manuela Cañizares”, un modelo de formación para la época, fundado por el presidente Eloy Alfaro y uno de los pocos espacios en el que las mujeres podían desarrollarse profesionalmente a partir de la enseñanza y las labores docentes y se graduó en 1916 con excelentes calificaciones. Su vida profesional inició en la escuela “Diez de Agosto”.
A partir de la sangrienta masacre obrera del 15 de noviembre de 1922 ella, y varias de sus compañeras radicalizarían sus posturas acercándose a distintas facciones de la izquierda germinal, principalmente al Grupo Antorcha. Cuatro años más tarde fue la única mujer en tener participación en la sesión inaugural del Partido Socialista, celebrada en el Palacio Municipal de Quito: las crecientes diferencias entre socialistas y comunistas la acercarían finalmente a estos últimos, gracias también a su amistad con Ricardo Paredes, principal referente de los comunistas ecuatorianos.
Mientras tanto, también consolidaría su práctica feminista como inspectora del tradicional Colegio Mejía, convirtiéndose así en la primera mujer en desarrollar esta labor. Sus excelentes relaciones con varios de los colegas de esta institución le permitieron en 1930 conformar el Club de Profesores del Mejía, que pronto ganó prestigio por su importante labor cultural. Sobre esta base, y junto con compañeros y activistas de la izquierda como Emilio Uzcátegui, Elisa Ortiz Garcés y Leopoldo Chávez, fundó en 1937 el Sindicato de Profesores del Mejía, que sería transformado algunos años más tarde en la Unión Nacional de Educadores. La década del ’30 concluiría para ella en plena consolidación profesional como profesora de geografía en el Mejía, pero también desarrollando un fuerte y silencioso activismo social en organizaciones de mujeres, principalmente, como fundadora de la Alianza Femenina Ecuatoriana en 1938.
Las dificultades y los obstáculos no doblegaron la vocación militante de María Luisa: por el contrario y desde 1944, ésta se vio fortalecida con una consecuente y sistemática labor social y política que daría sus frutos con la fundación de la Federación Ecuatoriana de Indios, en la que se desempeñó como secretaria. Encargada del área de formación del Partido Comunista, cada fin de semana acudía a las comunidades indígenas de Cotopaxi y luego a las ubicadas cerca de Cayambe, en donde trabó amistad con nuestra camarada Dolores Cacuango y contribuyó a la instalación de un programa de alfabetización por medio de escuelas indígenas en español y quichua.
Nuevas complicaciones y sinsabores tuvieron lugar a partir de 1963 con la instauración en el gobierno de la Junta Militar conducida por el almirante Ramón Castro Jijón: en un nuevo período de persecución a la izquierda, María Luisa debió sobrevivir en las sombras o directamente en la clandestinidad. Pese a esta situación tan compleja, realizó varios viajes a las provincias, en donde dialogó con distintos referentes de la oposición, así como también contribuyó al desarrollo de nuevos actores de la escena política ecuatoriana, como fue el caso de la Asociación Femenina Universitaria. Al momento de fallecer, en 1976, María Luisa Gómez de Torres contaba con lúcidos y activos 89 años: en su testamento ordenaba que sus escasos bienes se repartieran en obras de interés social. El movimiento indígena, la izquierda ecuatoriana y las feministas ecuatorianas la reconocemos como una de nuestras principales inspiradoras y precursoras: “Mamá Lucha”, como era por todos conocida, se convertiría así en una de las figuras más expresivas y simbólicas de la historia de la izquierda ecuatoriana.




