Por: c. Juan Francisco Torres
Secretario Nacional del Organización PCE
Este artículo pretende poner en debate distintas categorías de la ciencia política y del marxismo-leninismo. La vigencia e importancia de la hegemonía y del bloque histórico trasciende de los momentos coyunturales y retoma la profundidad de un debate vigente que se extiende desde Hegel hasta Gramsci.
Tanto la sociedad política y sociedad civil, en el espacio de la superestructura, son necesarias de conceptualizar en medio de la Revolución Ciudadana como aporte necesario para la radicalización al socialismo.
Una breve descripción de la sociedad civil y la sociedad política.
La tradición del debate sobre la sociedad civil –como se ha mencionado- posee un extenso campo que se lo ubica entre Hegel y Gramsci. Estos dos pensadores simbolizan el desarrollo de la sociedad civil hasta la reconfiguración de la continuidad hegeliana con Gramsci, quien –como diría Bobbio- generó una concepción original a la sociedad civil planteada por Marx y Engels desde su herencia hegeliana.
En la Contribución a la crítica de la economía política, Marx expresa sobre la sociedad civil lo siguiente:
“Mis investigaciones desembocaron en el resultado que sigue: tanto las relaciones jurídicas como las formas de estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII (se refiere a los fisiócratas, la escuela económica que tuvo como principal exponente a François Quesnay), bajo el nombre de ‘sociedad civil’. Y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política.”
Sin embargo, en “La Ideología Alemana”, Marx y Engels serán tajantes al decir: “la sociedad civil es el verdadero hogar y escenario de toda la historia”
En este sentido, la sociedad civil abarca el intercambio material de los individuos en una determinada fase de desarrollo de las fuerzas productivas y el conjunto de las relaciones económicas.
Sin embrago, Portelli en su libros “Gramsci y el Bloque Histórico”, realiza un alcance, de sustancial importancia, sobre la diferencia entre Marx y Gramsci sobre Sociedad Civil, “el termino sociedad civil corresponde en alemán (texto original de Marx) al de burgerliche gesellschaft, pasible de ser traducido como sociedad burguesa” y no civil.
Independientemente de dicha traducción, para Gramsci, en Los Cuadernos de la Cárcel, la definición de Sociedad Civil es “el conjunto de los organismos vulgarmente llamados privados… y que corresponden a la función de hegemonía que el grupo dominante ejerce en toda la sociedad”. Así, las características más puntuales de la Sociedad Civil son: 1) la ideología de la clase dominante (Marx se refirió que la idea dominante es de la clase dominante) desde el arte hasta las ciencias. 2) la concepción del mundo, el sentido común y; 3) las herramientas de difusión y reproducción ideológica.
Gramsci define la ideología como: “una concepción del mundo que se manifiesta implícitamente en el arte, en el derecho, en la actividad económica, en todas las manifestaciones de la vida intelectual y colectiva”.
La importancia de la arquitectura ideológica de la sociedad y su difusión, mediante las herramientas de concreción, son elementos fundamentales para la generación del consenso y la “legitimidad” para la construcción del sentido común. Las clases “subalternas” –en términos de Gramsci- adoptan como normales las ideas de la clase dominante.
Por otro lado, la sociedad política, definida en los Cuadernos de la Cárcel, es: “sociedad política o Estado que corresponde a la función de dominio directo o de comando que se expresa en el Estado y en el gobierno jurídico”
En los mismos Cuadernos encontramos una definición más clara y con más elementos sustanciales para entender la sociedad política y el poder: “Sociedad Política o dictadura, o aparato coercitivo para conformar a las masas del pueblo de acuerdo al tipo de producción y de economía en un momento dado”.
La sociedad política –en síntesis muy operativa- es la ejecución organizada que ordena, disciplina y garantiza la estabilidad de la sociedad mediante la coerción, traspasando por campo policial-militar hasta el jurídico.
Sociedad Política y a la Sociedad Civil en tiempos de Revolución Ciudadana
Desde un inicio, la Revolución Ciudadana se presentó con una marcada diferencia teórica con la izquierda clásica basada en la ciencia del marxismo – leninismo. Sin embargo, y por tácticas políticas, enmarcadas en la Revolución Nacional Democrática y Liberadora, los comunistas ecuatorianos mantienen –mantenemos- su postura de respaldo y radicalización.
Pero, es necesario realizar un debate franco, la necesaria batalla de las ideas, para ir perfeccionando y transformando colectivamente los postulados para consolidar y profundizar los logros conseguidos
El Presidente Rafael Correa se ha referido a una categoría que desde la ciencia política y el marxismo-leninismo tiene divergencia: la conceptualización y rol de la sociedad civil y la sociedad política. La confusión entre las dos obliga a caer en errores teóricos los cuales conllevan a lo que Gramsci consideró como “Estadolatría”.
Desde intervención del Presidente Correa en el Vaticano, en el marco de la conmemoración del primer cuarto de siglo de la Encíclica Centesimus Annus, se ha ahondado el debate la sociedad civil y política.
En dicha conmemoración existen dos exposiciones –de Rafael Correa y Monseñor Oscar Rodríguez- que sintetizan claramente sus concepciones.
Rafael Correa expresó: “Aquí se ha hablado de la sociedad civil debe tener una importante participación, yo les digo: hay que tener mucho cuidado con aquello; depende cómo se define el Estado. Algunas veces cuando me hablan ciertos opositores de que ‘nosotros somos representantes de la sociedad civil’, yo me pregunto ¿representante de quién soy, de los marcianos, entonces, por haber ganado una elección?”
Por otro lado, el Monseñor Oscar Rodríguez, al que Correa retomó su argumento, expresó: “la sociedad civil es la sociedad organizada para buscar el bien común”
Como vemos, ambas definiciones están ampliamente distantes a las concepciones anteriormente desarrolladas.
El problema central radica en los siguientes puntos:
- La sociedad civil no es una sociedad organizada. En el mejor de los casos es en la sociedad civil donde se encuentran espacios escasamente organizados de forma particular o privada. Sin embargo, estos espacios no son sólidamente contra-hegemónicos, muchos sirven para ratificar y reproducir el status social de la sociedad burguesa, como han sido utilizadas las organizaciones juveniles, culturales, feministas, ambientalistas, ONGs, etc.
- La sociedad civil no necesariamente busca el bien común. Retomemos el planteamiento de Marx y Engels sobre la Sociedad Civil: “la idea dominante es de la clase dominante” y “la sociedad civil es el verdadero hogar y escenario de toda la historia”, es el espacio donde se legitima la idea de la clase dominante. Es la construcción del sentido común por parte de la clase dominante mediante las herramientas ideológicas que generan un mundo de las apariencias, donde los principios morales y éticos se desprenden del interés y del orden expresado por la sociedad política que posee una determinada clase.
- La Sociedad Civil no depende de cómo se define el Estado. El Estado, cuya descripción más explícita la encontramos en el Manifiesto Comunista, en la cual consta “por último, implantada la gran industria y abiertos los cauces del mercado mundial, se conquista la hegemonía política y crea el moderno Estado representativo. Hoy, el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa”. El Estado es una herramienta de clase que sirve para ejercer poder por parte de la clase dominante. El Estado no se lo puede interpretar como el resultado de la evolución y consenso de la organización humana. La institución que supuestamente representa la voluntad de la ciudadanía.
- La representación mediante la legitimidad ciudadana no significa sociedad política. Es claro que los puestos de elección se basan en el voto de ciudadanos, razón por la cual, son “gobernantes” quienes representan –en cierta medida- los anhelos y deseos de sus electores. Sin embargo, la representación electoral, no se debe confundir con el rol de la sociedad civil, peor aún, considerar al Estado como el simple espacio donde se ejecuta la voluntad de los electores. Tal como señala Portelli “el Estado aparece, entonces, más allá de la diversidad de organizaciones que lo componen y de la dualidad de las funciones de dirección por cuyo intermedio asegura la hegemonía de la clase fundamental, como el conjunto de la actividad de ese grupo social particular que constituye la capa de los intelectuales. La distinción en el seno de la superestructura debe referirse más a la oposición entre la función de hegemonía -ideológica- y la función de dominación -política- que a la oposición, secundaria, entre tal o cual organización”.
Aportes para la radicalización al socialismo
La necesaria distinción entre sociedad política y civil, permite generar ofensivas estratégicas para la construcción hegemónica desde la clase que busca la toma del poder o mantenerlo en la medida que la clase subalterna ha logrado ya este objetivo.
La caracterización, desarrollo y relación de la sociedad política y civil es prioritaria en los procesos alternativos al neoliberalismo. La construcción hegemónica por parte de los sectores que han tomado el poder, debe ir de la mano con el establecimiento concreto del desarrollo equiparado entre las dos sociedades como un todo orgánico que permita la profundización y radicalización armoniosa mediante la capacidad dirigente –intelectual y moral- de una clase.
La Revolución Ciudadana, desde su inicio, transitó un momento muy complejo de la historia ecuatoriana, pues no solamente se enfrentó con el reto de establecer estrategias necesarias mediante la sociedad política y civil para consolidar su proceso alternativo al neoliberalismo, sino, que se caracterizó por establecer una salida superadora frente a un periodo de crisis orgánica, donde la clase dirigente perdió el control de la sociedad civil e intentó establecer su dominio mediante la sociedad política para garantizar su dominio.
Afortunadamente la Revolución Ciudadana logró apaciguar la crisis orgánica mediante la legitimidad ciudadana y ocupar –en cierta medida- la direccionalidad de la sociedad política, si esto no ocurría el escenario se presentaba anarquizante ya que la clase dominante, para garantizar su dominio, tiende a crear, dentro de la sociedad civil, organizaciones paramilitares para (re) establecer el orden del dominio de clase.
Actualmente, la situación presenta un nuevo panorama, sin embargo se debe establecer el análisis en el marco de estos dos espacios pero en la medida de la unidad dialéctica de la superestructura.
Portelli analizando a Gramsci considera “No existe sistema social donde el consenso sirva de única base de la hegemonía, ni Estado donde un mismo grupo social pueda mantener duraderamente su dominación sobre la base de la pura coerción. Un sistema donde bastara sólo el consenso es “utopía pura, por estar basado en el presupuesto de que todos los hombres son realmente iguales y, por consiguiente, igualmente razonables y morales, es decir, pasibles de aceptar la ley espontáneamente, libremente y no por coerción, como impuesta por otra clase, como algo externo a la conciencia“. En cuanto a la dominación fundada exclusivamente sobre la fuerza, no puede ser sino provisoria y expresa la crisis del bloque histórico cuando la clase dominante, al no tener más la dirección ideológica, se mantiene artificialmente por la fuerza”.
En un proceso calificado como “socialista”, la armonía de las dos sociedades debe ir de la mano, es más, la sociedad civil debe jugar un papel protagónico en la medida de su capacidad ideológica para asumir el rol de “constructores de su propio destino”.
De la misma manera, el hecho de tomar el poder estatal, no significa la fusión de las dos sociedades. Al creer que el Estado puede cumplir los roles de la sociedad civil se genera lo que Gramsci denominó “Estadolatría”, una actitud respecto a la institucionalización y burocratización de las organizaciones de la sociedad civil incorporadas como apéndices estatales.
“Gramsci nota los signos de una estatización de la sociedad civil que se expresa, por de pronto, en la decadencia de los órganos clásicos de expresión de la sociedad civil en el seno del aparato político, en beneficio de un control directo por parte del Estado: decadencia de los partidos tradicionales ligados al parlamento, monopolio del Estado sobre los nuevos órganos de opinión pública y tentativa de estatización de los antiguos (Gramsci incluye particularmente a los sindicatos) etc. Esta estatización aparece también en la absorción progresiva de la cultura y de la educación”
El error histórico y esencial de pretender suplantar a la sociedad civil, nos lleva además a una “revolución pasiva o desde arriba” donde las fuerzas populares de la sociedad civil se subordinan a una agenda absoluta establecida por la sociedad política, perdiendo el contenido y la fuerza material de la revolución.
Uno de los errores históricos que puede tener un efecto “boomerang” es la rutina asistencialista y de cooptación, aparentemente de participación con el Estado, a la que han caído –en mayor o menor medida- las organizaciones de la sociedad civil, las cuales no se unen por el fortalecimiento consiente de un proceso, sino, por el “sentido de oportunidad” (oportunismo) para sí mismas, independientemente del sector ideológico que satisfaga sus intereses.
Sin embargo, en “los países con una sociedad civil desarrollada que juega un rol esencial, y los estados donde el aparato de dominación política constituye la mayor parte de superestructura. En este último caso, el período de estadolatría debe ser un período intermedio, de iniciación, al menos, a la vida estatal autónoma y a la creación de una sociedad civil que no fue posible históricamente crear antes de llegar a la vida estatal independiente.
Así, incluso en aquellos países donde no existe una verdadera sociedad civil, su creación constituye una de las primeras tareas del nuevo Estado. Sin embargo y la advertencia resulta profética si pensamos en la singular rehabilitación del Estado y su primacía sobre la sociedad civil en la mayor parte de los países socialistas- esta etapa de estadolatría no tiene que dejarse entregada a sus propias fuerzas, ni tiene, sobre todo, que convertirse en fanatismo teórico y concebirse como perpetua; tiene que ser criticada, precisamente para que se desarrolle y produzca formas nuevas de vida estatal en las cuales la iniciativa de los individuos y de los grupos sea estatal, aunque no debida al gobierno de los funcionarios. Esta primacía del aparato de Estado es entonces transitoria y debe dejar su lugar a la primacía de la sociedad civil”
Tomando en cuenta lo dicho, los comunista ecuatorianos han –hemos- planteado la necesidad táctica de la recuperación institucional –que ha sido uno de los logros innegables de la RC- que permite el fortalecimiento necesario y obligado del Estado y la salida del neo-liberalismo, así como enfrentar al imperialismo; pero a su vez, el objetivo estratégico es la construcción del poder popular, como imperativo para avanzar hacia el socialismo.
Citando a Márgara Millán, “en América Latina se experimenta hoy día la prefiguración de un estado-nación (quizás es mejor llamarle nación (Es)tado, que al estar comprometido con la traducción de su mandato (autodeterminación de las comunidades concretas) sea por primera vez un poder central coadyuvante en la dispersión del poder, es decir, facilitador del poder (diverso) societal-comunal. Pero ese Estado también debe recorrer de manera decidida el camino de la decolonización cultural, que es el de la deconstrucción con el embelesamiento de la modernidad industrializada”.
La consigna del Partido Comunista Ecuatoriano, con relación a la Revolución Ciudadana, posee plena vigencia: “Unidad para la radicalización, poder popular para el socialismo”. Es oportuno reiterar la necesidad de la apropiación paulatina del poder estatal por parte de los sectores populares y la clase revolucionaria, además de la reconfiguración del Estado como como coadyuvante del poder, que permita, a su vez, la capacidad de la toma de espacios y ubicaciones descentralizadas.
Es así, que en medio del planteamiento realizado por el Presidente Rafael Correa, sobre el Pacto Ético, sea motivo para la reflexión la direccionalidad hegemónica en la sociedad civil y el rol del Estado – no solamente desde la buena voluntad individual o cálculo político electoral- que permita abrir el camino hacia una reforma intelectual y moral que traiga y nazca de la nueva clase revolucionaria que direccione el poder.
La ecuación que sintetiza la radicalización de la Revolución Ciudadana es: mayor participación de la sociedad civil mediante el empoderamiento ciudadano y conciencia de clase, además de contar con organizaciones-movimientos caracterizados por contar en sus filas de intelectuales-militantes orgánicos que emitan ideas-fuerza, esenciales para el reforma moral e intelectual y la construcción hegemónica. En el campo de la sociedad política, es el fortalecimiento táctico del Estado en medio del neoliberalismo, que a su vez debe coadyuvar a la conformación de poderes contra-hegemónicos descentralizados y la reconfiguración del mismo Estado.
Es conocido que los avances de los procesos revolucionarios se condicionan por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas, sin embargo, el avance de las nuevas relaciones sociales se mide por el grado de conciencia de los sectores populares. Por esta razón, pensar en la victoria de los procesos políticos alternativos de la región por la “exclusiva” redistribución de la riqueza o “estadolatría” sin contar con la direccionalidad hegemónica en la sociedad civil, es un error que ya ha costado la derrota en muchos campos de la batalla electoral en la región.
Unidad para la radicalización y poder popular para el socialismo es un imperativo con el que se debe contar en el próximo programa de gobierno, para consolidar y radicalizar la Revolución Ciudadana hacia el socialismo, independientemente de los “muchos cuadros de relevo” y de las “sagradas” encuestas de pre-candidatos.
Quito, 20 de agosto 2016
Bibliografía:
- http://www.medelu.org/IMG/pdf/CLACSO_MILLAN_p25.pdf
- http://www.socialismo-chileno.org/febrero/Biblioteca/portelli.pdf
- http://www.andes.info.ec/es/noticias/rafael-correa-no-hay-nada-mas-peligroso-democracia-actores-politicos-sin-responsabilidad
- https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
- http://www.rebelion.org/noticia.php?id=207788
- http://www.biblioteca.org.ar/libros/131840.pdf
