Los acontecimientos históricos de la humanidad vienen acompañados de actores que se contraponen, en una lucha permanente por mantener o cambiar su entorno y condiciones de existencia. El mantenimiento de una estructura social determinada encuentra su resistencia en el pensamiento renovador que contrapone principios, normas, leyes y relaciones existentes, por otras, esta resistencia concreta, sin duda, tiene un pensamiento que lo sustenta, que convierte la lucha en política, que se sostiene en una ideología y que propone un modelo, una forma de organización social que difiere en contenido con la que remplaza.
A 200 años del nacimiento de Karl Marx nadie duda, ni siquiera la burguesía que su pensamiento y su influencia en el mundo moderno tiene una vigencia actual, en otras palabras está vivo, su influencia en la política, en la filosofía, en la forma y contenidos de ver la historia, unido a su amplia trayectoria como periodista marcaron y marcan una forma distinta de entender los cambios históricos de la humanidad, su influencia para el mantenimiento de sus ideas y para la creación a partir de las mismas de corrientes interpretativas que de alguna forma se contraponen al poder del capitalismo y sus formas globalizantes; pensar en un Marx adosado a ideas que se contrapongan a la sociedad socialista y comunista no tiene sentido, no es lo que Karl Marx propuso y no es lo que como revolucionario emprendió.
Su lucha por derrotar al sistema capitalista parte de dotar al movimiento revolucionario de una herramienta esencial teórica unida a una praxis, que contrasta definitivamente con la interpretación subjetiva de los procesos políticos, económicos y sociales. Es el Manifiesto del Partido Comunista el arranque para la organización del movimiento de los trabajadores y dota de un pensamiento conductor de la teoría revolucionaria y de lo que se constituiría posteriormente como el pensamiento teórico Marxista.
No solo basta con reconocer su pensamiento, para nosotros es necesario, es fundamental saber que su teoría es parte de nuestra movilización constante por la toma del poder y la destrucción del capitalismo. Las condiciones actuales nos permiten afirmar a la luz de su pensamiento político, filosófico, económico e histórico que las condiciones de acumulación, de explotación, de discriminación, de empobrecimiento de la población no han cambiado; las modificaciones estructurales que requiere nuestro Ecuador están por conquistarse, el sistema de explotación sigue intacto. El sistema capitalista universalizado es mas agresivo y nos conduce hacia una confrontación generalizada, impuesta por su voracidad y estrategia de depredación de naciones y pueblos.
Karl Marx, sigue siendo, sin duda, el conductor actual de un movimiento revolucionario que se convoca de diferentes formas, que ha encontrado en la diversidad, en las condiciones de avance de la ciencia y la tecnología, la concreción en tiempo real del desarrollo de las fuerzas productivas y de las nuevas formas de manifestación de la relación capital trabajo. Es hoy mas que nunca que requerimos “repasar”, “repensar”, ponernos, por así decirlo, a tono con la realidad actual a través de las obras de Karl Marx, releer el manifiesto, adentrarnos en la teoría del valor, del origen de la plusvalía, de la teoría de la alienación, de la interpretación de la histórica de la humanidad como la historia de la lucha de clase, como la lucha de contarios que de forma dialéctica promueven la sustitución de una clase por otra y por ende de una nueva forma de organización social, totalmente contrapuesta en lo estructural, en lo normativo, en lo ético, en lo cultural; que como nuevos modelos productivos y sociales emprenden el camino para llegar a la sociedad Comunista que será una sociedad sin clases.
Lo ideal, lo subjetivo, el mito son relegados por el pensamiento científico de Marx, no hay nada mas concreto que su que hacer revolucionario, de su praxis, de su evolución teórica. Por ello nuestro compromiso y el llamado a comprometerse a los pensadores revolucionarios, a reflexionar a la luz del pensamiento de Marx, con ese Marx no constituido en dogma, ni en religión que trae actos de fe por el cual se piensan muchos “teóricos” como los elegidos y privilegiados por su genuflexión al dios que los ilumina. Es claro Marx no es ni será el santo de nadie, para nosotros es el revolucionario que se pensó como uno más que contribuyo de forma categórica al hundimiento del sistema capitalista y al surgimiento de la alternativa socialista y comunista para la humanidad.
A SUS 200 AÑOS MÁS COMPROMETIDOS





