El progresismo vs el modelo de No Estado.

La primera vuelta electoral ha dejado una serie de sensaciones, aprendizajes y lecciones. Y más aprendizajes, sin duda, nos dejan los días posteriores en los que la incertidumbre de quién pasa a segunda vuelta ha provocado que afloren una serie de sentimientos, compromisos y revanchas que desnudan las verdaderas posiciones políticas de los diversos actores.

El CNE cometió el gran error de presentar resultados de un muestreo de conteo rápido en el cual los techos inferiores y superiores de los candidatos que disputaban la segunda vuelta se cruzaban, lo cual demostraba un escenario muy cerrado. Lo prudente era esperar, ampliar la muestra y evitar dar resultados imprecisos, dado que aquello ha generado dudas sobre la transparencia del proceso electoral que, por sí mismo, presentaba varias inconsistencias, incongruencias, trabas dedicadas, papeletas mal impresas, etc.

La corriente “anticorreista” se ha sentido fortalecida, no por sus victorias, sino porque UNES no logró el triunfo en primera vuelta; los cantos de victoria de UNES, se vieron asfixiados porque no se superó el techo inicial de intención de voto. La disputa luego de aquello pasó a ser entre los que se dicen anticorreistas: la derecha oligárquica y neoliberal y la autodenominada izquierda comunitaria.

Por horas la derecha se vistió con poncho y los Yakuistas se veían ya en Carondelet, porfiados no aceptaban el apoyo ofrecido por Guillermo Lasso y más bien se sentían autosuficientes; a las pocas horas ya el escenario cambió, las diferencias no eran irreconciliables y al momento, incluso, plantean hacer un solo frente para derrotar al “correísmo”.

Arauz se ha mostrado cauto y firme, llamando a la unidad y colocando el proyecto político por sobre los nombres propios y el caudillismo, planteando un proyecto que va más allá del correismo, asentado sobre bases democráticas, de fortalecimiento de lo público y por los derechos integrales de la ciudadanía, y sobre todo antineoliberal.

Lasso y Pérez desnudan sus intenciones, por sus intereses se ponen, como el 2017, nuevamente de acuerdo; ya no importa cuál de los dos gane, solo les importa que no gane el proyecto antineoliberal. Por su parte Leónidas Iza dice que no apoyarán a la derecha, venga de donde venga y se vislumbran posiciones encontradas dentro del espectro político no unitario del movimiento indígena. Este sector sabe que pactar con Lasso, en la unidad a la que convoca Pérez, es pactar con esa derecha y ceder ante sus agendas. Tanto se cede que Pérez anunciaba con entereza la eliminación de impuestos como el de salida de divisas y ofrecía hasta 5 años sin pagar impuesto a la renta para, supuestamente, atraer inversión privada. Sobre los temas públicos no se dice nada, no se garantiza nada y al contrario las supuestas medidas económicas que plantean debilitan el Estado y su capacidad de gestionar servicios y con ello fortalece el fantasma de las privatizaciones.

La propuesta de Pérez era en si una propuesta liberal que se argumentaba desde una visión utilitarista de supuesto cuidado del medio ambiente sin brindar alternativas reales sobre la producción y menos una lógica real de distribución de la riqueza, por eso es que pueden pactar sin problema con la derecha.

Quien pensaba votar por Yaku, por su retórica de izquierda, ya se habrá dado cuenta que no lo es, en tanto sus devenidos apoyos, en su efímero segundo puesto, procedían fundamentalmente de los sectores oligárquicos.

A su vez, quien pensaba que Arauz es Correa también ya habrá constatado que no lo es, tanto en la forma de reaccionar al escenario político así como por su forma de concebir la gestión de gobierno desde la amplitud democrática, la necesidad de la unidad y la importancia de valorar e incluir posiciones diversas dentro del espectro del centro a la izquierda.

La correlación de fuerzas de la nueva Asamblea Nacional obligará además a gestionar el poder entre varias tendencias políticas lo cual no debe dar paso a la continuidad de la gobernabilidad del reparto, sino comprender que la deliberación entre la tendencia ideológica mayoritaria, tiene la oportunidad histórica de encaminar al país en una senda democrática y garante de derechos, que revierta el golpe neoliberal que el país ha soportado durante la gestión de Moreno, y que constituya al legislativo en un ente vigilante de cualquier distorsión o intento de abuso de poder. Las bancadas que se dicen de izquierda tendrán la obligación ética de unirse para enfrentar el pacto neoliberal y de fortalecer cualquier propuesta progresista, la coyuntura debería abrir la senda de la unidad.

Es claro que ni toda la izquierda está en UNES ni tampoco en Pachacutick, los dos son espacios heterogéneos en donde sus componentes más avanzados deberán dar una verdadera batalla ideológica y sin odios, pues la política no se resuelve entre correísmo y anti correísmo, el debate ahora es por dos posiciones, entre neoliberales y anti neoliberales, la continuidad de un sistema capitalista salvaje y caduco que profundiza las inequidades o un proyecto de redistribución de la riqueza que permita el ejercicio de los derechos sociales, políticos y económicos de la población.

Si Andrés Arauz quiere dirigir a buen puerto el proyecto que plantea para la Nación, es indispensable y urgente profundizar una actitud democrática, autocrítica, marcar su propio signo al liderazgo político y darle certezas al pueblo de que quién va a gobernar con honradez y transparencia es él y su binomio, y que lo harán en base a un proyecto político y a los principios éticos que originaron el gran pacto constituyente de 2008. Es el momento de hacer de la unidad un hecho y no una consigna; unidad para la consolidación de un bloque patriótico, nacional y popular cuya vigencia supere el proceso electoral y que se constituya en el principal instrumento, de participación, seguimiento y vigilancia, para una política al servicio del pueblo.

Convocamos a los actores políticos y sociales, así como a la ciudadanía en general para que el periodo hasta la segunda vuelta permita elevar el debate político, que transparente las visiones ideológicas que se enfrentan respecto a lo público y el plan económico. Exhortamos a rechazar cualquier tipo de discursos y prácticas racistas, machistas, xenófobas y de cualquier otra forma de exclusión desde la cual se pretenda conseguir el voto.

Queda claro que la opción para el país es el binomio de UNES, no solo por Arauz y Rabascall sino por la consistencia del programa de gobierno que no tranza los intereses nacionales con el fin de llegar al poder. Por la gobernabilidad y la estabilidad de la Patria, la alternativa es Arauz.

COMITÉ CENTRAL
Partido Comunista Ecuatoriano

Nota: Este documento aprobado por la Reunión Nacional de Consulta del PCE reunido en Ambato el 27 de febreo de 2021 con delegados de 15 provincias.

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