El programa del partido comunista ecuatoriano: la planificación

El programa del Partido Comunista Ecuatoriano (PCE), aprobado en su IV Congreso, señala que “el socialismo en el Ecuador implica el cambio del modelo de producción y de redistribución de la riqueza basado en un sistema de planificación que permita desarrollar las condiciones materiales suficientes para generar riqueza”. En otras palabras, el PCE concibe el desarrollo de la sociedad ecuatoriana a partir de la creación de una necesaria base material suficiente, misma que debe ser generada mediante un proceso deliberado de aprovechamiento de los recursos y del trabajo humano, es decir, mediante la planificación; sometiendo las fuerzas del mercado capitalista, que opera en función de la reproducción del capital y no de la real satisfacción de las necesidades humanas, sumándole a esto el acelerado consumo de recursos naturales que imposibilitan el pretendido crecimiento económico infinito.

La planificación de la producción ha sido instrumento de la organización social del trabajo en el contexto de la producción capitalista, demostrándose como eficaz e imprescindible. Sin embargo, para los fines de distribución y consumo social de lo producido, la planificación es negada, rechazada, poniendo en su lugar a las fuerzas de la oferta y la demanda sin control alguno y condicionando el consumo exclusivamente a la capacidad de pago individual.

La planificación para el desarrollo del socialismo en Ecuador no pretende negar las relaciones de intercambio indisolublemente ligadas a la vida en sociedad, pero sí orientar en forma vinculante los procesos productivos fundamentales para la satisfacción de las necesidades sociales básicas, como premisa para las iniciativas individuales y colectivas que potencien un crecimiento económico que no entre en contradicción con la naturaleza y su capacidad de regeneración. La movilización de los recursos y los agentes económicos en función de intereses comunes, marca la diferencia entre el crecimiento económico para el desarrollo humano general y el crecimiento económico para la acumulación particular.

Avances importantes se dieron con la Constitución de Montecristi al posicionar a la planificación como proceso determinante de las políticas públicas y, a su vez, determinado por la participación ciudadana en la gestión del desarrollo nacional. A pesar de aquello, las limitaciones del progresismo político y, posteriormente, la acción deliberada de los gobiernos oligárquicos, han relegado a la planificación nacional al plano de lo simbólico. Por ello se hace necesario superar las indefiniciones progresistas para hacer de la planificación nacional el eje de realización del bienestar material del pueblo.

La planificación del desarrollo nacional no es un freno para la iniciativa y la creatividad individual y colectiva, sino todo lo contrario; es el contexto necesario para que la iniciativa y la creatividad dejen de ser patrimonio particular de unos pocos, como históricamente ha sido. Hoy el desarrollo tecnológico respalda estas posibilidades.

El socialismo en Ecuador solo será posible con la planificación del desarrollo, bajo el control de un Estado popular que someta a los intereses del gran capital.

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